Recientemente los llamados líderes de la UE se han reunido en Bruselas para discutir las últimas propuestas: centralizar y coordinar la regulación bancaria y fijar los límites del gasto nacional y el endeudamiento.
Una solución mejor a la vez que inconcebible sería que Alemania volviera a su antigua moneda, es decir volviera al marco alemán lo que causaría que el euro disminuyera de inmediato su valor.
Tal devaluación daría
a las economías con problemas, especialmente a la de Grecia, Italia y por lo
que nos interesa a la nuestra, la
flexibilidad financiera que necesitamos para estabilizarnos.
Aunque repetidas devaluaciones de la moneda no son el camino
hacia la prosperidad, (de esto sabrá algo Carlos Solchaga) la debilidad del
euro daría un impulso a la competitividad de todos los miembros de la unión
monetaria.
Una mayor competitividad vendría emparejada a un resurgimiento de la fabricación, lo que
permitiría reducir las listas del paro.
Además tendría otra ventaja al disminuir la enorme pérdida de capital humano y de dignidad humana de la que estamos siendo
testigos.La reintroducción del marco alemán no resolvería la carga de la deuda que tenemos algunos de los países del sur de Europa, pero sería maravilloso para darnos un respiro para restructurar nuestra maltrecha economía, nuestro singular mercado laboral, la reforma de recaudar más impuestos y tranquilizar a los siempre hambrientos inversores internacionales.
Un euro más débil también fomentaría de inmediato una mayor
inversión extranjera. En el caso español haría que nuestro jodido mercado
inmobiliario fuera de repente mucho más atractivo. Además el aumento de los
flujos de capital también contribuiría a tranquilizar a los inversores ahora
preocupados por las pérdidas no realizadas que los créditos inmobiliarios
suponen para las entidades financieras españolas.
Cualquiera que tenga un poco de sentido común pensará qué Alemania
hará lo necesario para salvar al euro, aunque
es más importante salvar a la
Unión Europea, que es más vieja, más grande y más importante que la zona euro.La responsabilidad histórica de Alemania está en contradicción con la realidad actual. La única manera que tiene el euro para sobrevivir es que Alemania ponga todo su poder financiero y toda su fortaleza financiera al servicio del euro.
Y ni siquiera así no tengo claro que la zona euro pueda ser
salvada en su forma actual.
Al igual que Gran Bretaña, Alemania podría ser parte de la
Unión Europea sin ser parte del euro. Lo esencial y más importante sería la
preservación de los más grandes logros de la Unión Europea: la libre
circulación de mano de obra, bienes y servicios. Alemania por sí sola tiene la
capacidad para poner fin a una unión monetaria disfuncional y llevar la prosperidad
a toda Europa incluida España.
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