19 dic 2014

Petróleo barato no es deflación...

El descenso del precio del petróleo es bueno para la economía mundial
Los temores de que un crudo más barato pueda crear aún más deflación están fuera de lugar

Aunque un descenso en el precio del petróleo es una buena noticia para la economía mundial,  los actuales precios bajos del crudo no son  buenas noticias para Venezuela, para Irán o para  Rusia.

Eso está claro. Pero, ¿y para todos los demás?
La fuerte caída del crudo durante los últimos tres meses  ha producido una cantidad inusual de preocupación de que con una inflación ya peligrosamente baja en gran parte del mundo desarrollado, un petróleo más barato vaya a empeorar el problema.

Estos temores están fuera de lugar. Pensar que los precios del petróleo son un neto negativo para la economía mundial, y en particular para las economías avanzadas, es no entender el problema de la deflación y las curas para él.

Un nivel general de precios descendientes, por sí mismo, no es necesariamente una mala noticia.
China, entró periódicamente en deflación desde la década de 1990 en adelante, ya que se embarcó en un período de expansión extraordinario.  Pero con un  crecimiento económico de, o cerca de dos dígitos, que reflejaba el rápido crecimiento de la productividad en lugar de un exceso de oferta. Cualquier deceleración de la demanda podría ser fácilmente alcanzada por una reducción de las tasas de interés.

Lo mismo a día de hoy no es cierto para las economías avanzadas, en particular las de la zona euro. Aquí, con una demanda muy débil para igualar las tasas de interés y con una capacidad productiva en, o cerca de cero, una caída sostenida en el nivel de precios significa que las tasas de interés reales aumentan.
Tasas reales más altas  no hacen sino aplazar el consumo creando así un círculo vicioso de lento crecimiento  y de exceso de capacidad.

Sin embargo, los precios a la baja del petróleo tendrán un efecto puntual sobre el nivel de precios y, por tanto, reducirán la inflación, que debería impulsar el crecimiento en lugar de retardarlo.

Los precios más bajos del petróleo pueden dañar las industrias extractivas de capital intensivo en el mediano plazo, pero generará beneficios a los hogares casi de inmediato a través de una gasolina o otros combustibles más baratos.  Por tanto, una inesperada caída en el nivel general de precios no hará  sino que elevar los ingresos reales.
Esto es especialmente bienvenido en el Reino Unido, donde durante el año pasado los ingresos medios reales de las familias fueron un seis por ciento más bajos que antes de la crisis financiera mundial, a pesar de una recuperación económica relativamente saludable.

Es cierto que los responsables políticos deben tener cuidado de que una caída en el nivel de precios no conduzca a una caída de las expectativas de inflación. Pero la respuesta es clara: mantener una política monetaria flexible para impulsar la demanda.
El Banco Central Europeo y el Banco de Japón deberían seguir ampliando sus programas de compras de activos; la Reserva Federal de Estados Unidos, que tuvo éxito en una ruta similar en el pasado, tenía razón estos días al anunciar  que sería "paciente" en el aumento de las tasas.

Hay explicaciones que compiten por encontrar las causas  de la caída de los precios del crudo.

Una es que la nueva producción, en particular desde el auge del petróleo de esquisto en los EE.UU., ha aumentado la oferta mundial.
Dado que el petróleo es un bien relativamente insensible al precio, un pequeño aumento de la oferta puede tener un gran impacto en el precio.

La caída se tornó más veloz cuando, por cualquier razón, Arabia Saudí persuadió a la OPEP de no interponerse en el camino de la caída del precio por reducciones  de la producción.

La explicación menos bienvenida sería la que defiende que la caída del precio del petróleo es consecuencia de causas externas, es decir, una desaceleración de la economía mundial unida a una débil demanda de las economías industrializadas  que consumen mucha energía, como China.

Si nos acogemos a las lecciones que nos brinda el  pasado, enseguida nos daremos cuanta de que desaceleraciones anteriores en el crecimiento mundial no lograron producir la misma reacción.

Pero cualquiera que sean las causas que están  detrás de la caída del precio del crudo, el mensaje político es el mismo.
En la coyuntura actual, un petróleo más barato y una política monetaria laxa son complementos, no sustitutos.
Los bancos centrales, en particular en la zona  euro y en Japón, han estado luchando para prevenir un resbalón con la deflación y con el estancamiento económico.

Pero ahora, a día de hoy, y con la actual coyuntura, la caída del precio del petróleo les ha servido de ayuda. Ayuda que ahora ellos deben saber aprovechar.

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