El descenso del precio del petróleo es bueno para la
economía mundial
Los temores de que un crudo más barato pueda crear
aún más deflación están fuera de lugar
Aunque un descenso en el precio del petróleo es una buena noticia para la economía mundial, los actuales precios bajos del crudo no son buenas noticias para Venezuela, para Irán o para Rusia.
Eso está claro. Pero, ¿y para todos
los demás?
La fuerte caída del crudo durante los últimos tres
meses ha producido una cantidad inusual
de preocupación de que con una inflación ya peligrosamente baja en gran parte
del mundo desarrollado, un petróleo más barato vaya a empeorar el problema.
Estos temores están fuera de lugar. Pensar que los
precios del petróleo son un neto negativo para la economía mundial, y en
particular para las economías avanzadas, es no entender el problema de la
deflación y las curas para él.
Un nivel general de precios descendientes, por sí
mismo, no es necesariamente una mala noticia.
China, entró periódicamente en deflación desde la
década de 1990 en adelante, ya que se embarcó en un período de expansión
extraordinario. Pero con un crecimiento económico de, o cerca de dos
dígitos, que reflejaba el rápido crecimiento de la productividad en lugar de un
exceso de oferta. Cualquier deceleración de la demanda podría ser fácilmente
alcanzada por una reducción de las tasas de interés.
Lo mismo a día de hoy no es cierto para las economías
avanzadas, en particular las de la zona euro. Aquí, con una demanda muy débil
para igualar las tasas de interés y con una capacidad productiva en, o cerca de
cero, una caída sostenida en el nivel de precios significa que las tasas de
interés reales aumentan.
Tasas reales más altas no hacen sino aplazar el consumo creando así
un círculo vicioso de lento crecimiento
y de exceso de capacidad.
Sin embargo, los precios a la baja del petróleo
tendrán un efecto puntual sobre el nivel de precios y, por tanto, reducirán la
inflación, que debería impulsar el crecimiento en lugar de retardarlo.
Los precios más bajos del petróleo pueden dañar las
industrias extractivas de capital intensivo en el mediano plazo, pero generará
beneficios a los hogares casi de inmediato a través de una gasolina o otros
combustibles más baratos. Por tanto, una
inesperada caída en el nivel general de precios no hará sino que elevar los ingresos reales.
Esto es especialmente bienvenido en el Reino Unido,
donde durante el año pasado los ingresos medios reales de las familias fueron un
seis por ciento más bajos que antes de la crisis financiera mundial, a pesar de
una recuperación económica relativamente saludable.
Es cierto que los responsables políticos deben tener cuidado de que una
caída en el nivel de precios no conduzca a una caída de las expectativas de
inflación. Pero la respuesta es clara: mantener una política
monetaria flexible para impulsar la demanda.
El Banco Central Europeo y el Banco de Japón deberían
seguir ampliando sus programas de compras de activos; la Reserva Federal de
Estados Unidos, que tuvo éxito en una ruta similar en el pasado, tenía razón
estos días al anunciar que sería
"paciente" en el aumento de las tasas.
Hay explicaciones que compiten por encontrar las
causas de la caída de los precios del
crudo.
Una es que la nueva
producción, en particular desde el auge del petróleo de esquisto en los EE.UU.,
ha aumentado la oferta mundial.
Dado
que el petróleo es un bien relativamente insensible al precio, un pequeño
aumento de la oferta puede tener un gran impacto en el precio.
La caída se tornó más veloz cuando, por cualquier
razón, Arabia Saudí persuadió a la
OPEP de no interponerse en el camino de la caída del precio por
reducciones de la producción.
La explicación menos bienvenida sería la que
defiende que la caída del precio del petróleo es consecuencia de causas
externas, es decir, una desaceleración de la economía mundial unida a una débil
demanda de las economías industrializadas que consumen mucha energía, como China.
Si nos
acogemos a las lecciones que nos brinda el pasado,
enseguida nos daremos cuanta de que desaceleraciones anteriores en el
crecimiento mundial no lograron producir la misma reacción.
Pero cualquiera que sean las causas que están detrás de la caída del precio del crudo, el mensaje político
es el mismo.
En la coyuntura actual, un petróleo más barato y una política monetaria laxa son complementos, no sustitutos.
Los bancos centrales, en particular en la zona euro y en Japón, han estado luchando para
prevenir un resbalón con la deflación y con el estancamiento económico.
Pero ahora, a día de hoy, y con la actual coyuntura,
la caída del precio del petróleo les ha servido de ayuda. Ayuda que ahora ellos
deben saber aprovechar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si quieres hacer cualquier comentario, hazlo aquí,
Cualquier aportación sera bienvenida...