El FMI publicó hace unos días la edición de octubre del World Economic
Outlook, donde desgraciadamente se revisa a la baja las previsiones de crecimiento económico
mundial que el propio Fondo había hecho en el mes de julio. Una
señal de que la economía mundial está sufriendo un deterioro cuyas causas hay
que buscarlas en
primer lugar, en la transformación económica de China dirigida a
aumentar la producción de bienes de consumo y del sector servicios con el fin
de satisfacer más adecuadamente las necesidades de sus ciudadanos. Un cambio
que está teniendo dificultades ya que el consumo y el sector servicios no son
lo suficientemente potentes como para tomar el relevo de las exportaciones y la
inversión. El resultado es un menor crecimiento económico de China.
En segundo lugar, este frenazo en el
crecimiento económico de China ha provocado una caída brutal de sus
importaciones y como consecuencia una caída en los precios de las materias
primas. Desde abril de 2011, los precios mundiales de las materias primas han disminuido
más de un 40%. Una situación que beneficia a los países importadores
de materias primas, como España, pero que, en cambio, debilita las perspectivas
de crecimiento para los países exportadores como es el caso de la mayor parte
de los países de América Latina.
Tercero, este menor crecimiento de
los países exportadores de materias primas y la expectativa de un aumento de
los tipos de interés por parte de la Reserva Federal están contribuyendo a que
se produzca una fuga de capitales desde los países emergentes hacia Estados
Unidos. Lo que, unido a la apreciación del dólar, está dificultando la
devolución de la deuda pública nominada en dólares y la financiación de
economías como Ucrania, Turquía, Rusia, Argentina, Brasil, Colombia o Perú.
Este año, América Latina y el Caribe
sufrirá una contracción económica (0,3%), consecuencia de la caída de precios
de las materias primas, las menores exportaciones hacia China, la contracción
de Brasil que es la mayor economía de la región y la fuga de capitales hacia
Estados Unidos.
Sin embargo, para el año que viene
el FMI es relativamente optimista la región tendrá un crecimiento ligeramente
positivo (0,8%). Pero esta mejora no será homogénea. Algunos países tendrán en
2016 crecimientos económicos muy positivos como es el caso de Panamá (6,5%),
Republica Dominicana (6%), Perú (4,8%), Colombia (3,9%), Chile (3,7%) o México
(3%) mientras que otros continuarán estancados como es el caso de Argentina o
con crecimiento negativo: Brasil (1%) y Venezuela (5%).
En el caso de Venezuela a las malas
políticas económicas y a la inseguridad jurídica se ha unido la caída de los
precios del petróleo. La consecuencia es que la capacidad productiva se está
reduciendo drásticamente. Esta contracción de la oferta junto al elevado
déficit público está colapsando la economía y ha provocado una hiperinflación
del 70%, que parece que seguirá aumentando en 2016 hasta alcanzar niveles de
tres dígitos.
El FMI señala a la eurozona, Estados
Unidos y Gran Bretaña como las economías del mundo que mantienen o mejoran las
previsiones de crecimiento para este año 2015.
En 2016, la economía estadounidense volverá a
ser uno de los motores del crecimiento mundial. Desde el año 2010 la
economía de EEUU ha alcanzado tasas de crecimiento cada vez mayores. Así, EEUU
crecerá un 2,6% este año (frente al 2,4% del año pasado) y un 2,8% en 2016.
Este excelente comportamiento está permitiendo que el mercado laboral
estadounidense sea en la actualidad uno los que tiene mejor comportamiento en
el mundo: su tasa de paro es del 5%.
EUROZONA
También mejora la situación
económica de los países de la zona del euro: sus ritmos de crecimiento están
muy cerca del potencial y las tasas de paro se están reduciendo. Este crecimiento
obedece a la disminución de los precios del petróleo, la depreciación del euro,
la política monetaria expansiva del Banco Central Europeo y la mejora de las
condiciones financieras para las empresas, familias y gobiernos.
En este contexto la economía
española se ha convertido en la que más crece de la eurozona y es una de las
pocas economías que no sufren revisiones a la baja en las previsiones que el
FMI hizo en el mes de julio. En este sentido, el FMI destaca la consolidación
de la recuperación española que está siendo más intensa de lo que había
previsto a comienzos de este año, y confirma la estimación de PIB que hizo en
julio, tanto para 2015 (3,1%) como para 2016 (2,5%). Previsiones que son
inferiores a las del Gobierno (3,3% y 3% respectivamente) y también a las del
consenso de los economistas (3,2% y 2,8%).
Estos buenos resultados para España
son la consecuencia de haber aplicado políticas económicas que han permitido
recapitalizar los bancos (muy penalizados por la crisis inmobiliaria), corregir
el déficit público (introduciendo duras medidas de austeridad), promover las
exportaciones (gracias a la reducción de los costes empresariales y a la
moderación salarial), aumentar el parque empresarial (dando facilidades a los
emprendedores), reducir la deuda de las empresas (con los planes de pago a
proveedores) y atraer inversión extranjera.
En resumen, España lleva más de dos años teniendo como
prioridad principal el crecimiento económico y la creación de empleo y los
resultados están ahí. Por ejemplo, el Índice de Producción
Industrial (IPI) muestra que la economía sigue creciendo y que las expectativas
empresariales mejoran.
En el mes de agosto el IPI creció a
un ritmo anual del 2,7%. El crecimiento acumulado en lo que va de tercer
trimestre (julio y agosto) es el más elevado de los últimos nueve años. Esta
mejoría de la industria se apoyó en la mayor producción de bienes de consumo
duradero (3,7%) pero sobre todo de bienes de equipo (8,6%). Este incremento
espectacular de la producción de bienes de equipo muestra una mejora de las
expectativas empresariales. Efectivamente, la inversión en bienes de equipo es
un factor clave del aumento de la capacidad productiva de una economía y una
señal de que los empresarios tienen buenas perspectivas de que la recuperación
económica continuará. Una prueba es que el Índice de Confianza Empresarial para este
último trimestre del año, publicado esta semana por el INE, sigue mejorando y marca un nuevo
máximo histórico (131,4 puntos).
El FMI calcula que la economía
mundial crecerá más el año que viene que este año. Un mayor crecimiento que,
sin duda, puede favorecer las exportaciones españolas y animar la actual fase
de recuperación de nuestra economía.
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