La sandía como
metáfora de la inflación: la fruta más veraniega multiplica su precio
El aumento de la
demanda por el calor y la caída de la oferta por los problemas en la producción
disparan el coste. En la primera semana de junio se pagaba casi el triple que
en 2021 en mercados de origen
Buscar la palabra “sandía” en Twitter genera
resultados como estos:
La impresión que trasladan estos tuits
se confirma en un paseo por varios supermercados. La misma variedad de sandía
costaba el martes en Mercadona, Lidl y Ahorramas 1,59 euros el kilo. Este tipo
de sandía, verde oscura y sin apenas pepitas,
es el más común. Con ese precio, una sandía de cinco kilos cuesta casi ocho
euros. Lidl vendía la misma variedad el verano pasado
a unos 0,59 euros, un precio siempre sometido a muchas
fluctuaciones. El escenario actual es aún peor para quienes optan por comprarla
cortada, con precios de entre 1,79 y 1,89 euros el kilo.
Es el caso de Jorge Moreno, víctima de la tasa single (pagar
más por vivir solo). Sujeta un cuarto de sandía en un Mercadona.
“Míralo, tres euros por esto. No puede ser. Está muy rica y apetece mucho con
este calor, pero se ha convertido en una fruta de lujo”, dice, enfadado. Le
gustaría poder comprar una entera. “Pero entonces, o como sandía sin parar
durante varios días, o se estropea”. Alicia Pérez, en un Ahorramas, no se había
dado cuenta hasta ahora de la subida: “Es verdad que está carísima. Pero,
sinceramente, está todo tan caro que prefiero ni pensarlo. Cojo lo más barato y
luego veo que igualmente me sube la compra un 20%”. Según datos de la patronal,
el 70% de esta fruta se vende en supermercados, como el Lidl en el que trabaja
María: “Algún cliente se me ha quejado en particular por el precio de la
sandía”.
Las cifras del Ministerio de Agricultura muestran
un crecimiento disparado del precio en los mercados de origen. El último dato
disponible, de la primera semana de junio, es de 68,37 euros por 100 kilos de
sandía. Es casi el triple que en el mismo periodo del año pasado. Una semana
antes, en la última de mayo, el precio fue aún mayor: 84,79, frente a los 26,9
del mismo periodo de 2021. Estos incrementos después repercuten en el
consumidor final. El dato del IPC de mayo refleja un crecimiento interanual del 8,7% en
frutas frescas.
Hay varias razones que, combinadas,
explican esta subida de precios. La primera es la caída de la oferta por los
problemas que ha tenido la cosecha de Almería. Esta es la principal huerta que
suministra las sandías tempranas al mercado nacional. “Las condiciones
meteorológicas han sido un problema. Hubo un exceso de lluvia y de calima en marzo,
durante el cuaje de las sandías que han estado en el mercado estas semanas. Se
cayó en torno a un 40% de la producción”, explica Adoración Blanque, presidenta
de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) en Almería.
Han tenido el mismo problema en la
huerta murciana, el principal productor en las semanas posteriores a las de la
sandía almeriense. “Ha subido tanto el precio porque falta sandía, así de
simple. Hemos tenido 21 de 31 días de marzo con lluvia, así que no ha habido
polinización. Esa sandía no se pierde, pero sí se retrasa”, añade Juan López,
vicepresidente de la asociación de productores murcianos Proexport y gerente de
Pozosur. “Hemos tenido un kilo de sandías en espacios de los que esperábamos
conseguir hasta cinco”, indica. Además, como el resto de actividades
agrícolas, la producción de la sandía sufre una multiplicación de
los costes. El presidente de la Interprofesional de melón y sandía de
Castilla-La Mancha —la huerta que, con Valencia, completa el calendario de esta
fruta—, Cristóbal Jiménez, calcula que hoy al agricultor le cuesta una media de
un 25% más cada pieza. “La oferta no está cubriendo la demanda”, comenta
Jiménez.
El otro factor que dispara el precio de
esta fruta son las altas temperaturas. “El consumo de sandía y el calor están
totalmente relacionados. Más temperatura, más demanda de sandía”, explica
Blanque. Este año el verano se ha adelantado y ha embestido con la peor ola de calor en junio
en 20 años. “No solo es importante la demanda en España. En Europa,
donde también han crecido las temperaturas, están consumiendo más sandía. Si en
Europa el verano es de 27 grados, faltan sandías y si es de 23, sobran”, añade
López.
En el mercado hay sandías más baratas
que las de producción nacional. “Nuestros principales competidores son
Marruecos y Senegal, que tiran de los precios para abajo. Aquí, producir una
sandía de invernadero cuesta 30 céntimos. Allí, unos 10. Es competencia desleal
y el producto es peor″, indica Blanque. Las sandías de la frutería de Abdel
Majid en Alcalá de Henares (Madrid) cuestan 0,99 euros el kilo, mucho menos que
en el supermercado. “Vienen de Marruecos, están muy buenas. Ha subido un poco
el precio; el año pasado costaba 0,79 euros el kilo”, explica este frutero,
acostumbrado a que sus clientes se quejen “un poquito” por la inflación.
Majid cree que en las próximas semanas
caerá el precio de este producto, augurio que comparte López: “Van a ir bajando
porque la polinización después de marzo ha sido la normal, así que habrá muchas
más sandías”. “Tienen que caer. Se va a reajustar el mercado en cuanto dejen de
faltar sandías”, añade Jiménez. En la primera semana de junio, el precio medio
que estima Agricultura ya cayó respecto a la última semana de mayo.
El vicepresidente de Proexport destaca
que estos precios no han repercutido en mayores beneficios para los
agricultores: “Sí, han subido los precios, pero con el aumento de costes y la
caída de la producción, te quedas como estabas”. “A nosotros, como
productores”, continúa Blanque, “nos podría dar igual el precio al que venda el
supermercado si nuestros márgenes están cubiertos. Pero hay que tener en cuenta
que la distribución ha aumentado tanto el precio que puede hacer que la demanda
baje. Y a nosotros eso no nos interesa. Queremos que se venda a un precio
razonable. No nos gusta ver sandías a 12 euros”. La presidenta de Asaja en
Almería critica que, ahora mismo, los agricultores están ingresando entre 30 y
40 céntimos por kilo de sandía, mientras algunos supermercados la venden por
hasta cinco veces más. “El margen comercial es muy alto”, finaliza.