La Batalla que nos libró del nazismo
Tras los triunfos del ejercito nazi en las invasiones de Polonia, Noruega, Francia, Bélgica y Holanda, la popularidad de Adolf Hitler aumentó muchísimo entre el descontento pueblo alemán.
Tras tantas victorias apabullantes, Hitler sentía que no se le iba a resistir ningún territorio que el pensará capturar.
Su próximo objetivo fue Stalingrado, pero este no solo iba a ser inconquistable, sino que iba a cambiar la historia del nazismo y la de toda Europa para siempre.
La Batalla de Stalingrado fue una de las batallas más importantes y quizá la más decisiva de la Segunda Guerra Mundial en la que la Alemania nazi y sus aliados lucharon contra la Unión Soviética por el control de la ciudad de Stalingrado.
Los libros de historia, dicen que dicha batalla tuvo lugar entre el 23 de agosto de 1942 y el 02 de febrero del año 1943, por lo que hoy se cumplen 70 años de aquella masacre que cambiaría el mundo para siempre.
Fue una batalla que se caracterizó por los constantes combates cuerpo a cuerpo y por la total falta de respeto por las víctimas militares y civiles.
Es una de las batallas más sangrientas en la historia de la guerra, con una estimación que bien podría estar cercana a 4.000.000 de muertes.
Las graves pérdidas sufridas por el ejército alemán supusieron un punto de inflexión en toda la guerra. Después de la batalla de Stalingrado, las fuerzas alemanas nunca recuperaron su fuerza anterior, y no pudieron alcanzar ninguna otra victoria estratégica en el Oriente.
La ofensiva alemana para capturar Stalingrado comenzó a finales del verano de 1942, siendo apoyada por el intenso bombardeo de la Luftwaffe, que redujo gran parte de la ciudad a escombros. La ofensiva alemana finalmente se vio envuelta en la lucha cuerpo a cuerpo y edificio a edificio, y a pesar de controlar casi toda la ciudad, a veces, la Wehrmacht no pudo desalojar a los últimos defensores soviéticos que hábilmente se atrincheraban en la orilla oeste del río Volga.
El 19 de noviembre de 1942, el Ejército Rojo lanzó la Operación Urano, un doble ataque dirigido a los flancos del 6 Ejército Alemán.
Después de intensos combates, los flancos más débiles del Eje se derrumbaron y la ayuda del 6 º Ejército fue cortada fuera quedando así rodeada Stalingrado.
A medida que el invierno ruso iba siendo más duro e insoportable, el 6 º Ejército se iba debilitando rápidamente sufriendo cada vez mas de hambre y frío así como de los continuos ataques soviéticos.
Con el tiempo, la incapacidad de las fuerzas alemanas para romper el cerco, junto con el fracaso de poder reabastecer a sus tropas por aire, les llevó al colapso final.
A principios de febrero de 1943, la resistencia del Eje en Stalingrado había cesado y los elementos restantes del 6 º Ejército se había rendido o bien habían sido aniquilados.
La batalla duró más de medio año y gracias a las durísimas consecuencias que tubo la batalla para el ejercito Nazi, se empezó a gestar el principio del final del nazismo en Europa.
La reiterada negación de Hitler a renunciar a Stalingrado supuso aparte de muchísimas más bajas de las previstas para sus tropas, que muchos de sus oficiales vieran en él a un líder ya sin futuro que iba a llevar a su ejercito hacia un desastre seguro.
La perdida de tropas por parte de los nazis fue tal que a partir de ese momento el ejercito nazi ya no pudo nunca más tomar la iniciativa y paso totalmente a la defensiva.
Además, tal situación hizo que el antaño temido ejercito nazi al que nada ni nadie se le oponía ahora hubiera perdido dos cosas:
un montón de bienes de guerra que ya no pudo recuperar y su más preciado tesoro: su orgullo.
Ya nunca más serían aquellas fuerzas invencibles que Hitler dijo podrían conquistar hasta el cielo.
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