11 oct 2014

Orígenes Ejercito del Aire.

Aerostación

Aunque en 1792 se habían realizado en Segovia, y en Aranjuez ante la familia real, las primeras experiencias aerostáticas militares dirigidas por el químico francés Louis Proust, profesor de esta especialidad en la Academia de Artillería, en realidad no se puede hablar de Aerostación Militar de forma organizada hasta el Real Decreto de 15 de noviembre de 1884 -firmado por S.M. el Rey don Alfonso XII-, por el que se daba una nueva estructuración a las tropas de Ingenieros y se creaba la Dirección Técnica de Comunicaciones Militares, a cuyo cargo estaría el Servicio Telegráfico y sus tropas, constituido por un Batallón de Telégrafos del que la 4ª Compañía se ejercitaría "en la construcción o inflamación de globos aerostáticos y su manejo, libres o cautivos, emprendiendo en la medida de los recurso de que puedan disponer, los ensayos y experiencias necesarias para las útiles aplicaciones de estos nuevos instrumentos de guerra, tanto bajo el punto de vista de las comunicaciones, como bajo el de todas las demás aplicaciones militares que puedan tener, ya sancionados en parte por la experiencia". El Batallón quedó bajo el mundo del coronel Licer López de la Torre Ayllón.



Se encargó a la casa Goddard de París un tren de campaña sistema Yon, que no se recibió hasta 1888, iniciando las actividades a finales de dicho año en la Casa de Campo, en terrenos cedidos por S.M. la Reina María Cristina. El 27  junio de 1889, la propia Reina regente se presentó en el lugar de las experiencias y llevó a cabo una ascensión en globo cautivo, siendo la primera persona real que se embarcó y ascendió en un medio aéreo.

Pero se consideró que, mientra la Aerostación fuese un servicio auxiliar del Batallón de Telégrafos, no podría desarrollarse satisfactoriamente ni conseguir el rendimiento deseado y se acordó la creación de un organismo autónomo que independizara el Servicio de Aerostación del de Telégrafos, que quedó establecido por la Ley de Presupuestos de 30 agosto de 1896, aunque no fuese sancionada hasta la promulgación de la Ley de 17 de diciembre de ese mismo año.

Se dispuso cómo debía quedar constituido el Establecimiento Central de Ingenieros y se dictaban normas para la organización del Servicio de Aerostación Militar. Quedaría formado por una Compañía de Aerostación, en la que se integrarían un comandante, un capitán, un teniente, un celador de fortificaciones, dos sargentos, cinco cabos, tres soldados, dos cornetas, tres soldados de 1ª y cuarenta y un soldados de 2ª. La Compañía se estableció en Guadalajara, con dos dependencias: el Parque  - que tenía como servicios anejos el palomar central y la fotografía militar- y la Compañía de Aerostación, asignándole el Cuartel de San Carlos, en la ciudad, y en ribera del río Henares el campo de experiencias.

En 1908 se reorganizaba el Servicio pasando a formar un Batallón, con la denominación de "tropas afectas al servicio de aerostación y alumbrado de campaña". Poco después, en 1909, una sección formada por dos globos cautivos, uno esférico y otro  del tipo cometa, al mando del capitán Gordejuela, se trasladó a Melilla para tomar parte en las operaciones guerreras, permaneciendo hasta 1911. La Aerostación volvió a hacer acto de presencia en las campañas africanas en 1913 y 1914, en la zonas de Tetuán.
El Servicio de Aerostación prosiguió su existencia, a pesar de haberse creado la Aviación Militar, con fases de decadencia y otra en que parecía renacer de sus cenizas, y así fue languideciendo hasta extinguirse a partir del 18 de julio de 1936.
   

Creación del Ejército del Aire

Aunque el Ministerio del Aire se creó por la Ley del 8 de agosto de 1939, la estructuración del Ejercito del Aire se había forjado a través de la existencia de la Aviación Militar y se había concretado en el transcurso de la guerra civil española, aunque no hubiese sido sancionado por ninguna disposición oficial. Las necesidades de la propia contienda hicieron ver que la Aviación Militar debía estar bajo un mundo único, controlando todos los medios aéreos, así como disponer de igual equiparación que los otros Ejércitos.

Servició de Aviación

Por Real Orden Circular de 2 de septiembre de 1910 se creaba la Comisión de Experiencias, que sería competente ara "regular la adquisición, empelo y perfeccionamiento de los medios del Cuerpo".

En vista del desarrollo internacional del dirigible y sus aplicaciones militares, se nombró una comisión para estudiar en otras naciones los últimos adelantos en este medio.

Después de las visitas realizadas, del correspondiente estudio y de presentar el informe, optó la superioridad por encargar a la sociedad francesa "Astra" la construcción de un dirigible -que se denominaría España"- con destino para el Ejército. El dirigible tuvo serias dificultades, sufriendo averías graves. Ante esta circunstancia, la superioridad decidió que resultaba indispensable recurrir a los "más pesados que el aire" para su experimentación.

Así se iniciaba la aventura de la Aviación Militar española. El capitán Kindelán marchaba inmediatamente comisionado a Francia, para adquirir el material que permitiera la iniciación de las actividades con aeroplanos. Encargó dos ejemplares Henry Farman y un Maurice Farman, así como barracones desmontables "Bessonneau" de lona y otro diverso material.
En el mes de diciembre de ese mismo año se determinó como posible emplazamiento para las experiencias de los aeroplanos el campo de Cuatro Vientos, situado en la proximidad del kilómetro 9de la carretera de Extremadura, y en el mes de febrero de 1911 llegaron al futuro aeródromo los aeroplanos y barracones, embalados en grandes cajas.
Por R.O. de 8 de marzo de ese mismo año fueron designados alumnos del primer curso de pilotos los capitanes Kindelán, Emilio Herrera Linares y Enrique Arrillaga López y los tenientes Eduardo Barrón Ramos de Sotomayor y José Ortiz Echagüe, todos ellos pertenecientes al Cuerpo de Ingenieros y pilotos de globo libre.

El 13 de marzo tuvo lugar el primer vuelo en el aeródromo y el día 15 dieron comienzo las clases de vuelo con lo que se convirtió en el más antiguo aeropuerto de España.

Emblemas del Servicio de Aeronáutica

En el apéndice número 3 del Reglamento del Servicio de Aeronáutica (aprobado por R.O. de 16 de abril de 1913), decía: "El personal del servicio aeronáutico llevará sobre el uniforme el emblema de Aeronáutica: dos alas de plata con un disco rojo en medio y una Corona Real encima. Este emblema será de metal para los soldados y clases de tropa, que lo llevarán en el brazo izquierdo; y bordado para los jefes y oficiales, que lo llevarán en el costado derecho a la altura del primer botón de la guerrera". "Los pilotos de globo añadirán al emblema una rueda de timón, y los de aeroplano una hélice de cuatro ramas".
Si de disponía de dos o de los tres títulos aeronáuticos, los distintivos se sobreponían uno encima del otro. Los observadores solamente ostentaban el emblema sin ningún distintivo hasta que por la Orden del 17 de septiembre de 1920 se creó uno especial para esta titulación que consistía en una estrella dorada de cinco puntas, inscrita en el círculo rojo.
La historia del proyecto de este emblema se desarrolló en el domicilio del Infante don Alfonso de Orleans y Borbón, donde un pequeño grupo de oficiales debatían la necesidad de disponer de un emblema para la aeronáutica, pero que su diseño no fuese tan moderno que con el transcurso del tiempo quedase anticuado. Debía de tener un origen tan antiguo que no pudiese pasar de moda. La Infanta Dª Beatriz, que se encontraba presente en la reunión, como egiptóloga y buena dibujante, propuso que podía inspirarse en el "escarabajo sagrado" (o bien pudo pensar en el "disco alado" de la tumba de Sethi o en las alas desplegadas de la diosa Maat) y dibujo las dos alas de plata unidas por un disco rojo y orladas por la corona real, diseño que fue aceptado con la complacencia general.

Este emblema ha perdurado a través de los años de existencia de la Aviación en nuestra nación, con pequeñas variantes, ya que se sustituyó la corona real por una mural durante la II República, para suprimirla poco más tarde; durante la guerra civil, en la zona gubernamental se le colocó -por poco tiempo- una estrella roja de cinco puntas, mientras que en la zona sublevada se p uso una corona imperial y en el fondo del disco rojo el águila de San Juan en negro, hasta que en la reinstauración monárquica volvió a situarse la corona real, tal como se mantiene en nuestros días.








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